jueves, 3 de mayo de 2012

¿Quieres suicidarte? Imagina vivir con esto.

>> Tranquilo, tigre << decía la estampa que había pegado hacía dos años en mi ordenador. - El tiempo pasa rápido - pensé -, esa estampa tenía 2 años al igual que la muerte de mi mejor amigo Andrés, no he encontrado persona alguna que me haya comprendido tal como él me comprendía, era algo así como telepatía, conexión mágica...


¿Quién dice que la amistad entre un hombre y una mujer no se puede? Nosotros la teníamos, yo lo deseaba irremediablemente, tal y como se deseaun vaso de agua al estar sediento, más no era deseo carnal, era un deseo de familia, de pertenencia, de empatía.



Aún recuerdo la estupidez por la que murió y no dejo de sentirme cada vez más culpable por ello, no puedo hablar con nadie, me he rehusado a ir al psicólogo, pero debo aceptar que no puedo, cada vez es más pesada la carga, cada vez es más difícil vivir sabiéndolo...


Era un día de junio, hacía un calor tremendo y todos deseábamos refrescarnos, Martín tuvo la "perfecta" idea de irnos a tomar, "unas cervezas y ya" dijo, fué más que eso. Lo último que puedo decir es que todos estabamos muy tomados y tirados en el suelo diciendo estupideces, tuve que ir al baño y regresé rápido al escuchar gritos, me encontré a mis amigos pálidos viendo como Andrés se convulsionaba en el suelo. La impresión fue tan fuerte que me desmayé.



Desperté en el hospital horas después completamente aturdida, mi madre lloraba. Le pregunte que había pasado. No me quiso responder. Mi padre dijo: "Tienes que ser fuerte hija, ha pasado algo horrible". Al preguntar que había pasado la voz se me quebró. "Andrés murió de un coma etílico" dijo serio aunque sus ojos denotaban dolor. Quedé en shock por la terrible noticia y empecé a llorar frenéticamente, tuvieron que llamar a la enfermera praa que me inyectara calmantes, mis ojos se cerraron contra mi voluntad, Andrés...Andrés...Andrés...



Las cosas no van bien en mi vida, nunca volvimos a reunirnos los chicos y yo, queremos olvidarlo, no podemos enfrentarlo, me odio, me odio tanto... Andrés perdóname, nunca pensé, nunca pensamos, nosotros y nuestra estúpida juventud, la irracionalidad.



¿Quieres suicidarte? Imagina vivir con esto.

domingo, 1 de abril de 2012

Ya no.

Era muy de noche, apagué la computadora y con un suspiro caminé hacia el baño, me lavé los dientes de forma automática y me dirigí hacia mi cama.
Me dejé caer encima, sin fuerzas, intentando no llorar cerré fuertemente los ojos y me perdí...

De pronto estaba besando tus labios, acariciando tu cabello, abrazándome contra ti, tu acariciabas mi cuerpo, me sostenías con tus brazos, murmurabas en mis oídos, me decías te amo, reíamos...

Y de repente la luz cegaba mis ojos, estaba sobre mi cama, sola, abrazaba mis rodillas y mis ojos no se compadecían de mis mejillas acartonadas, más y más agua salada rodaba sin fin.

Solo podía tenerte en sueños ahora, sabes que tu vida se hizo una mierda cuando no quieres dormir para no soñar con esa persona, cuando rezas con dolor...por favor no quiero soñar con él otra noche más...

Lo tenía bastante claro, nunca jamás volverías a ser mío.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Grisel...

Vi la pantalla de mi ordenador, la cual hacía unas horas que se había quedado dormida al igual que yo. Con los ojos legañosos pasé el mouse suavemente hasta que la negrura desapareció, mi sesión se encontraba abierta y tenía un mensaje, tenía la certeza de que era tuyo pues siempre estaba ausente cuando me necesitabas. Nunca estaba ahí para ti y eso me hacía sentir terriblemente culpable, tu siempre tan solícita, tan especial, día a día soportando mi humor y siempre con una sonrisa. Tú, tan tranquila.

¿Cuándo te conocí? Lo recuerdo bastante bien, dábamos un paseo por las instalaciones de nuestra próxima escuela, otra nueva etapa en nuestras vidas se abría lentamente ante nuestros ojos espectantes.

-Oh, yo también quiero ver, con permiso- te dije vacilante. Tu te moviste hacia un lado y recorrimos junto a varios estudiantes el camino. Éramos muchos, pero algo en ti me llamó la atención, eras una persona "especial" si así lo quieres llamar.
Así que me decidí a hablarte.

-Hola, ¿vas en el 417 también?- pregunté
-Sí, ¿también tu?- respondiste
-Si...¿Cómo te llamas?
-Grisel- dijiste suavemente
-¿Grisel? ¿así?- dije con temor a equivocarme
-Si, así
...
-¿Y tú como te llamas?- preguntaste de manera cortés
- ¿Yo? - tonta. si sólo me hablabas a mí- Nadia.
-Ah

*Mi madre me grita para que vaya con ella*

-Ah, bueno, me tengo que ir, espero verte los demás días. Adiós.- dije apresuradamente.
-Adios
Fue lo último que escuché de ti.

¿Te encontre los demás días? Si, el primer día de clases cuando buscaba desesperadamente mi salón. Te identifiqué fácilmente, dudosamente me olvidaría de ti, ibas con una chica que se presentó como "Me llamo Brenda Itzel, pero me gusta que me digan Menny" la cual también nos acompañó casi todo el primer año. Desde ahí comenzó nuestra amistad.

¿Y ahora? Somos chicas a punto de terminar la escuela, los tres años juntas e inseparables, en el mismo salón, siempre haciendo locuras y divirtiéndonos tranquilamente. Conozco casi todas tus expresiones y me puedo imaginar tu reacción ante ciertas palabras, eso es muy bello. Tenemos la intención de ir hacia la misma carrera en la misma escuela, ¿el destino nos volverá a juntar? eso es dudoso en verdad, pero quiero decirte que no quiero perder algo tan bonito como lo que hemos vivido, espero y nos sigamos viendo.

¿Cómo nos hemos podido aguantar?, ambas hemos llegado a una conclusión: porque las dos estamos locas de atar.

Y como vuelan los años, gracias por acompañarme todo este tiempo. Gracias por esperarme aunque a veces te dejo sola, gracias por siempre estar ahí y aguantar mi humor, gracias por todas las risas y el tiempo compartido.

Gracias por ser parte de mi vida.

Esta entrada va dirigida a ti, Grisel, que has sido una amiga genial siempre y quiero decirte que te aprecio demasiado y que te quiero muchísimo.

sábado, 10 de marzo de 2012

Sandía


Sandía, dulce alegoría...

Hoy comí sandía.

La sandía es deliciosa en tiempo de calor, más si está fría y la compartes con alguien riendo.

Empecé a pensar en eso mientras degustaba un trozo frío y un rostro me llegó a la mente: TÚ.

Tengo tanto sin saber de ti, pero no olvido aquel día en que juntos comimos sandía, ¡Dios! estaba tan fresca y dulce que apagó el rubor de nuestras mejillas avergonzadas, gozamos comiendo sandía, tanto, que entre tu y yo nos terminamos una mitad sin darnos cuenta, nos reíamos y nos mirábamos a los ojos destilando amor y frescura, esa frescura que tiene la primavera a pesar del calor...

Recuerdo como aprovechabamos esos deliciosos momentos de fuga tu y yo, solo riéndonos y pasándola bien, podíamos cantar y hablar como dos tontos, dar vueltas, gritar, era como una amistad mezclada con pasión, tal vez ese fue nuestro error...

-¡Ya basta!-gritó mi mente con fuerza, y un fuerte dolor se apoderó de mi cuerpo, fue como si me volviese a partir en mil pedazos de nuevo, esos pedazos como de florero roto, roto y pegado de nuevo, pero algo una vez roto ya nunca vuelve a ser igual...

Cuando menos vi, fragmentos de sandía se esparcían por toda la mesa y mi cara estaba mojada, mi cuerpo temblaba con la fuerza de mi llanto y yo no podía hacer nada...

Esa fue la última vez que pude llamar a tu hogar mi hogar, pues no volvería a estar en él jamás, ahí se quedaron mis sueños, el futuro y los gritos de mi anhelos. Ahí te quedaste tú.

Ya han pasado años desde que vi tus ojos por ultima vez, de que senti tu olor y el peso de tus abrazos que me reconfortaba dulcemente en mis momentos de dolor. ¿Cuanto tiempo dura el sufrir?

Si pudiese verte de nuevo, saber donde estás, solo te pediría una cosa, enséñame a olvidar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Una canción.

Esa tarde te estaba escribiendo una canción.

Mi jardín daba sus últimos exhalos de vida, pues el otoño pronto se convertiría en invierno y todo moriría ahí. Aún no sé de quien fue la estúpida idea de plantar solo flores primaverales. Son hermosas, lo sé, pero su belleza es efímera tal como lo es de igual manera en las personas.

Y empiezo a hablar de personas, solo aparece una imagen. La tuya. Pues no he conocido a nadie más humano, alguien tan saturadamente humano que parece sueño, aún cuando nosotros inventamos la connotación de humano...

Pensaba en tu sonrisa, en tus manos y en como tu imagen en mi mente se coloreaba sepia, aún cuando hacía pocos días que te había visto.

Hacía unas semanas te había dado las partituras de la canción, tú tan ingenuo las tocaste en tu guitarra, las aprendiste sin saber que la canción era para tí. Ahora te escribía la letra, todos fluía tranquilamente, las ideas invadían mi mente y se filtraban por mis manos, se leía tan bien...

La terminé y me recosté mirando el cielo, ya pronto oscurecería.Tenía que verte en ese momento, necesitaba que la escucharas.

Decidí caminar a tu casa para cantártela al oído mientras tocabas tranquilamente, quería detener el tiempo de nuevo con tu mirada.

-"Fue a la avenida, ya tiene unas horas, si vas para allá quizás lo encuentres en el camino"- me dijo su madre al abrirme la puerta. Y me dirigí hacia allá.

Busqué a lo lejos tu figura, estaba sobre la avenida, del lado que solías regresar. Te vi en la otra acera, nunca podría confundir esa silueta tan única.

Volteaste a verme y me sonreíste, tus amigos se fueron al otro lado jugando entre ellos y tú me hiciste señas de que te esperara, pues ibas a cruzar.

Esperaste y te veía como un ángel, eras algo no terrenal, me sonreías y te sonreía.

De pronto un ruido fuerte, perdí la conciencia un momento, cuando volví en mí vi el auto volcado y tú acostado en el pavimento en una posición tan natural como si hubieras decidido tomar una siesta ahí, en medio de la avenida...

Mis pies me fallaron y como pude me acerqué a tí, estabas bajo un charco de sangre, y me veías asustado, empecé a llorar descontroladamente, eso no podía ser cierto, debía estar soñando. Era una pesadilla, ya deseaba despertar.

Hiciste un sonido con tu garganta, te desangrabas por el costado y aún así me sonreíste de una manera tambaleante me dijiste: "Todo irá bien, tranquila", en medio del shock te dije: "te escribí una canción". Mi voz se ahogaba por el llanto.
"Estoy seguro que es la más bella" dijiste y sentí como tus músculos se iban aflojando, me recorrió un sudor frío. "Tengo que pedir ayuda" dije empezándolo a soltar, "No, quédate conmigo, si he de morir quiero que sea en tus brazos", me quedé helada, "No vas a morir, espera" y dejé la hoja de la canción sobre su pecho preparándome para correr y tu mano ya casi sin fuerzas me detuvo, no pude moverme, abracé tu cuerpo y te miré a los ojos, se encontraron nuestras miradas un segundo, esos ojos tuyos que me gustaban tanto...Ya mirabas sin ver, las luces se reflejaban en tus ojos sin vida. Estreché tu cuerpo, ahora flácido entre mis brazos y antes de que pudiera hacer nada, todo se apagó.

lunes, 23 de enero de 2012

Vacía...

Me siento vacía, al menos estos últimos días, como si algo le faltara a la Nadia normal que día tras día tiene una sonrisa y canta mientras camina, ya sea sola o acompañada.

Esa Nadia que disfruta reírse a carcajadas de las cosas, decir chistes, actuar gracioso, la que se ríe sola en el camión sin importarle que la vean feo, esa chica que le pone ánimo a las personas a su alrededor (o en su defecto, las asusta muchísimo).

Tan rara, tan impulsiva, tan inmadura y tonta, pero feliz, casi siempre con cara alegre cuando no es que se esta aburriendo muchísimo.

El estrés y la presión de todo lo que viene.

No sé controlar mi estrés, nunca he sabido y espero pronto aprender a hacerlo o al menos que la gente no lo note, cosas como exámenes, calificaciones y demás me ponen muy nerviosa, hacen que ande de mal humor y sin ganas de nada.

Tengo los nervios a flor de piel y muchas cosas me las tomo muy en serio, no aprecio humor negro (a menos que yo lo esté haciendo, por el mismo estrés es bastante malo)y "me siento" con mucha facilidad, como que soy un ente vulnerable y todo me pega pues el estrés deshae mi coraza y la pone a trabajar en otras cosas.

Todos tenemos coraza

Absolutamente todo humano tiene coraza, se va formando al crecer, con las experiencias de la vida se le agregan capas. Si has tenido una vida dura tienes una coraza fuerte y difícil de romper, entre menos retos y malas rachas coraza más frágil.

Definición de coraza:

Coraza. fem. Armadura que el humano forma a su alrededor para protegerse de las hotilidades del medio, llámense sentimientos.

Así que estos días perdí mi coraza y mi alegría, todo junto, por mi incapacidad de manejar el estrés que llevo dentro, hoy me lo hicieron ver y creo que al darme cuenta de ello ahora voy a modificar ciertas conductas y actitudes... o al menos eso es por lo que me voy a esforzar.

lunes, 16 de enero de 2012

La nada.

Acostada en mi cama un fría mañana de otoño, abrí suavemente mis ojos, todo se miraba claro a través de mis retinas contraídas por la deslumbrante luz de la habitación. Todo estaba tan vacío. Mi cama parecía navegar en un mundo de claridad, ¿dónde estaba?. No vi mis muebles,no vi mis cuadros, mis paredes pintadas de color oliváceo tampoco estaban. Sólo estaba mi cama y yo sobre ella.

¿Por qué me encontraba ahí?, me sentía perdida, sola, grité mi nombre. Nada. De mi boca no salía ningún sonido, me exforcé más, podía sentir como articulaba cada letra formando una palabra, formando una oración, pero no salía nada, la nada absorbía el sonido de mi voz.

Contrariada agité las sábanas. Ningún sonido. Mi corazón empezó a palpitar aceleradamente, ún líquido frío recorría mi interior, muestra del terror puro que estaba sufriendo, golpeé el colchón de mi cama, emití un grito desgarrador el cuál no sonó, arañé los barrotes marfil que se encontraban a un lado mío y nada. Nada de nada.

Empecé a llorar, no emití sonido alguno solo las lágrimas recorrían mis mejillas, decidí cubrirme con las sábanas y esperar a que esta terrible situación acabara, llorando me quedé dormida; desperté en la misma cama, de neuvo intenté hacer ruido fallando de nuevo.

Pero esta vez había algo nuevo en la habitación.

Sobre los pies de mi cama se encontraba una cajita blanca y cuadrada, la tomé y la deslicé sobre mi regazo, tenía escrito algo en la tapa, y decía así: "Aún puedes escribir", dentro de la caja se encontraba un tubito de carbón compacto, negro azabache, era extraño., pues parecía tener luz propia y vida dentro de él.

Estaba tan distraída viéndolo maravillada que no noté que ya me encontraba en el suelo blanco. Mi cama había desaparecido, también la cajita, estaba yo sola tras esa blanca eternidad, ante esa "nada".

Empecé escribiendo en el suelo, puse frases de mis escritores favoritos, escribí un cuento, pasajes de mi vida, recuerdos, sueños, deseos, retazos de una novela que pasaba por mi mente, escribí lo que sentía, escribí con el corazón, perdí la noción del tiempo inclinada sobre la nada donde escribía, no me cansaba de escribir, vertí todo sobre la nada, mi esencia, mis sentimientos, mi alma, mis emociones y cuando no quedó nada más que escribir... me di cuenta que yo, yo, ya era la nada.