sábado, 25 de marzo de 2017

Hueco en el pecho

Bendigo los teléfonos modernos, esos que dejar ver un mensaje breve en tu pantalla aún si no lo abres. Aunque no te esperas lo que puedes llegar a leer y lo que puede significar un mensaje tan corto, capaz de leerse sin ser abierto.
Hoy, -¡Rayos casi le doy abrir!- para mi debería de ser  uno de tus mensajes algo que no me gustase en estas fechas, especialmente porque yo me aferraba a la fiera idea de que ahora debía odiarte para siempre, voltearme al verte...-Demonios, su expresión- que se pudriera en el infierno él y sus promesas vacías.

Dolió el pecho con ansias locas de abrirlo y loca de convencimiento de odio a su vez. Ganó el convencimiento por supuesto, conoces mi mente cuadrada que tanto contrastaba con la tuya, dispersa.

Y así estoy, con el sentimiento triste de la incertidumbre.

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