Ella era un conejo.
Yo la tenía en una jaula.
Era MÍ conejo.
A veces le dejaba la jaula abierta.
No se iba.
Empece a dejarle la jaula abierta mientras la zarandeaba.
Seguía sin irse.
La descuidé más.
Un día salió y se fue.
Era MÍ conejo.
Yo lo quería.
Era MÍO.
No volvía .
Un día encontré a mi conejo en un prado.
Se veía feliz.
Le pedí que volviera.
No quiso.
Le supliqué.
Se negó.
Parecía feliz en aquel prado.
Le ofrecí una jaula más grande, más abierta, alimento, todo lo que podía.
Se quedó quieto.
Se volvió a negar.
Lo intenté asir entre mis dedos.
Saltó hábilmente.
¿Dónde aprendió a saltar así?
Antes era un conejo muy torpe.
Tal vez creció.
Le volví a suplicar.
No quería volver.
Quería atraparlo.
Se escabullía.
¿Cuándo comprenderé la naturaleza de ella, del conejo que se va?
Adiós conejo.
jueves, 25 de diciembre de 2014
martes, 28 de octubre de 2014
La rival
Estaba nerviosa. La iba a conocer, yo sabía que la iba a conocer, ¿cómo sería?, ¿sería más delgada que yo?, ¿más alta?, ¿más guapa?, ¿de piel morena o más blanca que yo?, ¿cómo sería su cabello?, ¿cómo sería su cuerpo?, ¿cómo me trataría?, ¿sería indiferente, amable o grosera? Yo no lo sabía pero me moría de ganas por saber.
Ese día me quería poner guapa, quería impresionarla...o realmente no sé que quería, no importa, terminé yendo horrible, me puse una blusa que no me favorecía mucho, un pantalón normal y traía un corte que me hacía ver nada sexy a mi parecer. Más que una rival digna parecía una chiquilla tonta. O eso pensaba yo.
Platicaba con él en el transcurso del viaje, cada vez haciendo más bromas acerca de que el llevarme a mi ahí era incorrecto, por un momento me arrepentí de haberle insinuado que me gustaría acompañarlo...tonta yo, muy tonta yo...¡Nunca debiste abrir la boca!- gritaba mi inconsciente molesto...tal vez más que molesto tenía miedo, tenía miedo que fuera superior a mí.
Él...¿aún sentía él algo por ella?, me había dicho que no, pero yo hacía un tiempo no creía en lo que decían los hombres...habían personas que mentían mucho.
Al parecer el encuentro sería breve...pensé tantas cosas que se me quemaba el cerebro mientras hablaba con él, esperaba que no se diera cuenta de ello y al parecer así fue, pude disimular como una profesional...o casi.
Bajamos del transporte, ella estaba ahí. No la vi de primera instancia, pero supe que él sí pues caminó hacia ella y me quedé atrás...por un momento pensé que quizá me estaba ignorando hasta que caí en la cuenta que ella era la que caminada rápido, muy rápido y él iba detrás de ella. Me di cuenta que no me ignoraba pues cuando mis pasos cortos alcanzaron su ritmo unos segundos después me presentó con ella como una amiga. Yo era su amiga, no objeté en eso, en verdad, así era, era su amiga y no más...¿yo quería algo con él?, ni yo misma sabía, lo único que buscaba en ese momento era su compañía pues me brindaba una extraña paz y calor que jamás había sentido. En ese momento ya estaba enamorada, solo que yo no me había enterado (o me negaba a sentirlo).
No la quise escrutar mucho con la mirada, no quería que se diera cuenta de mi gran interés por ella, la miré poco pero me bastó para tener un diagnóstico básico. Ahora me arrepiento a veces de no haberla visto mejor, ya ni siquiera recuerdo bien su cara, sólo se me quedaron grabados sus ojos alegres y parte de su cuerpo y su ropa, iba vestida con una camisa a cuadros...creo, esos recuerdos de ella no son muy claros. A veces no me arrepiento de haberla visto tan poco, tal vez me juzgaría más duramente a mi misma. A todas las mujeres nos cuesta dejar de hacer comparaciones estúpidas entre nosotras, deben saberlo.
Realmente fue poco tiempo el que la vi, estaba apurada pero jamás fue grosera conmigo, también me pregunté cosas acerca de su conducta. Quizás se parece a mi, yo también habría tratado a alguien como yo (lo que yo representaba para ella) como ella me trató, siendo amable, finalmente creo que así actuamos las personas buenas...creo, sonriendo ante algo que nos molesta i nos llena de celos con la mejor cara posible. O tal vez nunca fingió, no lo sé, me quedaré con esa duda por siempre, pero no es algo que me quite el sueño.
A veces me pregunto si fue bueno o malo conocerla pero las cosas no son buenas o malas por sí solas...son experiencias y ocurren porque los factores se dieron, así que ese día fue así...el viento me llevó a conocerla y ahora sé cómo es, no me quedaré con la duda por siempre.
Ese día terminó bien. Dejé de pensar en ella, él me hizo olvidar todo a besos, así, como desde tiempos inmemoriales los amores hacen olvidar el mundo...
Ese día me quería poner guapa, quería impresionarla...o realmente no sé que quería, no importa, terminé yendo horrible, me puse una blusa que no me favorecía mucho, un pantalón normal y traía un corte que me hacía ver nada sexy a mi parecer. Más que una rival digna parecía una chiquilla tonta. O eso pensaba yo.
Platicaba con él en el transcurso del viaje, cada vez haciendo más bromas acerca de que el llevarme a mi ahí era incorrecto, por un momento me arrepentí de haberle insinuado que me gustaría acompañarlo...tonta yo, muy tonta yo...¡Nunca debiste abrir la boca!- gritaba mi inconsciente molesto...tal vez más que molesto tenía miedo, tenía miedo que fuera superior a mí.
Él...¿aún sentía él algo por ella?, me había dicho que no, pero yo hacía un tiempo no creía en lo que decían los hombres...habían personas que mentían mucho.
Al parecer el encuentro sería breve...pensé tantas cosas que se me quemaba el cerebro mientras hablaba con él, esperaba que no se diera cuenta de ello y al parecer así fue, pude disimular como una profesional...o casi.
Bajamos del transporte, ella estaba ahí. No la vi de primera instancia, pero supe que él sí pues caminó hacia ella y me quedé atrás...por un momento pensé que quizá me estaba ignorando hasta que caí en la cuenta que ella era la que caminada rápido, muy rápido y él iba detrás de ella. Me di cuenta que no me ignoraba pues cuando mis pasos cortos alcanzaron su ritmo unos segundos después me presentó con ella como una amiga. Yo era su amiga, no objeté en eso, en verdad, así era, era su amiga y no más...¿yo quería algo con él?, ni yo misma sabía, lo único que buscaba en ese momento era su compañía pues me brindaba una extraña paz y calor que jamás había sentido. En ese momento ya estaba enamorada, solo que yo no me había enterado (o me negaba a sentirlo).
No la quise escrutar mucho con la mirada, no quería que se diera cuenta de mi gran interés por ella, la miré poco pero me bastó para tener un diagnóstico básico. Ahora me arrepiento a veces de no haberla visto mejor, ya ni siquiera recuerdo bien su cara, sólo se me quedaron grabados sus ojos alegres y parte de su cuerpo y su ropa, iba vestida con una camisa a cuadros...creo, esos recuerdos de ella no son muy claros. A veces no me arrepiento de haberla visto tan poco, tal vez me juzgaría más duramente a mi misma. A todas las mujeres nos cuesta dejar de hacer comparaciones estúpidas entre nosotras, deben saberlo.
Realmente fue poco tiempo el que la vi, estaba apurada pero jamás fue grosera conmigo, también me pregunté cosas acerca de su conducta. Quizás se parece a mi, yo también habría tratado a alguien como yo (lo que yo representaba para ella) como ella me trató, siendo amable, finalmente creo que así actuamos las personas buenas...creo, sonriendo ante algo que nos molesta i nos llena de celos con la mejor cara posible. O tal vez nunca fingió, no lo sé, me quedaré con esa duda por siempre, pero no es algo que me quite el sueño.
A veces me pregunto si fue bueno o malo conocerla pero las cosas no son buenas o malas por sí solas...son experiencias y ocurren porque los factores se dieron, así que ese día fue así...el viento me llevó a conocerla y ahora sé cómo es, no me quedaré con la duda por siempre.
Ese día terminó bien. Dejé de pensar en ella, él me hizo olvidar todo a besos, así, como desde tiempos inmemoriales los amores hacen olvidar el mundo...
jueves, 5 de junio de 2014
Fantasma
No estás, no estás, no estás...
Aún no puedo acostumbrarme a que ya no estás. Estoy sola, rota, todos me ven sin mirarme.
Verte. Te veo aún después de que fuiste de mi, por eso digo que ya no estás. Tu imagen me causa una sensación de caída libre y dolor en el pecho, es dificil verte sin poder acercarme a ti, no poder respirar bien, verte como si fuera una extraña más, dime si no duele tanta distancia después de estar tan cerca de ti unos días atrás.
¿Qué cambió? No puedo saber que cambio. Yo sigo siendo la misma, no pude haber cambiado tanto en 3 lunas, o dime...¿qué cambió en mi? Hace unos días me mirabas como si fuera la única en el mundo y ahora ni siquiera volteas a verme, te soy indiferente, más que eso...ahora soy una molestia a tu vista. Yo no puedo dejar de verte, discretamente volteo hacia donde estás pero...no estás. Y no estás porque no me miras y no estás porque ya no existo para ti...
¡Aquí estoy!, ¡Aquí estoy! gritó una y otra vez mi cuerpo, y con el ánimo de que supieras que ahí estaba te hablé. Te hablé, pero tu no estabas, ¿o era yo la que no estaba? me sentía como un fantasma, interaccionabas conmigo, pero no me veías por más que gritaba, le hablabas al aire...le hablabas a alguien que no estaba, a lo desconocido, a lo intocable. La indiferencia congela hasta el más poderoso incendio. Terminó por congelarme a mi.
Ahora sé que no estás, pero no sé si yo ya me fui también junto contigo, junto con tu imaginario ser, junto con lo que solíamos ser...
Así debe ser.
https://www.youtube.com/watch?v=MTvgnYGu9bg&feature=kp
Dedicado a alguien que nunca me va a leer pues no está, no existe.
Aún no puedo acostumbrarme a que ya no estás. Estoy sola, rota, todos me ven sin mirarme.
Verte. Te veo aún después de que fuiste de mi, por eso digo que ya no estás. Tu imagen me causa una sensación de caída libre y dolor en el pecho, es dificil verte sin poder acercarme a ti, no poder respirar bien, verte como si fuera una extraña más, dime si no duele tanta distancia después de estar tan cerca de ti unos días atrás.
¿Qué cambió? No puedo saber que cambio. Yo sigo siendo la misma, no pude haber cambiado tanto en 3 lunas, o dime...¿qué cambió en mi? Hace unos días me mirabas como si fuera la única en el mundo y ahora ni siquiera volteas a verme, te soy indiferente, más que eso...ahora soy una molestia a tu vista. Yo no puedo dejar de verte, discretamente volteo hacia donde estás pero...no estás. Y no estás porque no me miras y no estás porque ya no existo para ti...
¡Aquí estoy!, ¡Aquí estoy! gritó una y otra vez mi cuerpo, y con el ánimo de que supieras que ahí estaba te hablé. Te hablé, pero tu no estabas, ¿o era yo la que no estaba? me sentía como un fantasma, interaccionabas conmigo, pero no me veías por más que gritaba, le hablabas al aire...le hablabas a alguien que no estaba, a lo desconocido, a lo intocable. La indiferencia congela hasta el más poderoso incendio. Terminó por congelarme a mi.
Ahora sé que no estás, pero no sé si yo ya me fui también junto contigo, junto con tu imaginario ser, junto con lo que solíamos ser...
Así debe ser.
https://www.youtube.com/watch?v=MTvgnYGu9bg&feature=kp
Dedicado a alguien que nunca me va a leer pues no está, no existe.
jueves, 17 de abril de 2014
De Isalía a Salazar.
                                                               26 de julio del 2013...
Salazar.
Oh, ¡querido Salazar!, tiempo sin verte y sin saber de ti, ¿aún desearías tu saber de mi? No lo sé, y por eso no te he buscado... Salazar, realmente esa es una excusa tonta para no buscarte, debo confesarte la verdad: me dan miedo tus habilidades de persuadirme siempre, esa labia que manaba de tus labios, esa que hacía que cada vez que tronaras los dedos me tuvieras ahí, en el suelo, dispuesta a todo. Eras especialmente hábil para ello y yo...yo, simplemente no me daba cuenta.
Salazar, ¿te seguirá buscando Isabel? Creo que ella quedó demasiado involucrada contigo, pero al parecer ya la olvidaste. Aunque no puedo saberlo a ciencia cierta, sé bien que te cuesta olvidar el pasado.
Salazar, ¿acaso ya te olvidaste de mi? Sé que nunca fui muy fuerte, ni siquiera poderosa, no tenía mucho carácter, me derretía en tus manos...quizá por el hecho de que nunca te exigí algo, fue que nunca recibí lo que algún día creí merecer, ¿o acaso creía merecer mucho más de lo que realmente merecía? Tal vez. Tu debes comprenderme, nunca me ha faltado nada en mi vida y aún así, necesito de todo.
Quizás fue por eso, Salazar, que lo tuyo y lo mío estaba condenado al fracaso.
Ambos lo sabíamos, no sé si desde un inicio, prolongábamos lo inevitable y al hacerlo, nos heríamos. Y nos heríamos de muerte porque no podíamos herirnos de otra manera.
Ay, Salazar, desde un inicio supe que tu y yo no llegaríamos a un buen final, traté de ser la mejor mujer en tu vida. Te juro que lo intenté con todas mis fuerzas al inicio, debía de ser la novia perfecta, realmente quería ser la mujer que destacara del montón, no solo una chica de un rato, no sólo una novia más. Quería ser la mujer a la que nunca olvidaras, la mujer por la que te retorcieras si algún día dejabas de tenerla, por la que estuvieras dispuesto a luchar aunque todo estuviera perdido, por la que te hincaras y suplicaras perdón, por la que sufrieras eternamente si la perdías.
Eso buscaba, inconscientemente de cierta manera quería tu bienestar para enmendar un mal que había hecho en el pasado y que llevaba cargando al hombro como un gran bulto de piedras. Tu eras débil en el interior y yo sólo quería arreglarte, hacerte feliz porque siempre estabas triste, ser la luz que te guiara en la oscuridad que vivías y haciendo eso ser la mejor precisamente en hacerte feliz.
Creo que eso nunca lo logré, me siento fracasada, aunque trataba de dar mi esfuerzo máximo y más, tu nunca te llenabas, pocas veces sonreías y a diario te quejabas del mundo, yo nunca fui suficiente para ti, a pesar de querer complacerte yo nunca te llené, nunca fui la que tenía todo...y eso me fue demostrado incontables veces. Qué lástima de esfuerzo, Salazar, que lástima.
Y a pesar de eso y de todo, yo no era de nadie, Salazar, ni siquiera tuya completamente, yo era ajena, egoísta, yo era más de mí que de nadie. Quizá por no haberme entregado a ti como tu lo hiciste conmigo fue que esto murió.
Nunca entendí tu entrega, ni tu educación extraña...tu retorcido sistema de creencias que constantemente trasgredía al mío, iba hiriendo mi ser, lastimándome, traicionando mis creencias. Tu nunca pudiste ni podrás entender mi dolor Salazar, nunca. Pues nunca tendrás la educación que yo tuve, ni vivirás las mismas cosas que viví. Y quizá tampoco yo nunca pueda entenderte, pues te criaste de modo muy distinto al mío. Somos dos seres tan diferentes, Salazar, aún me resulta difícil saber cómo es que vivimos sin asesinarnos tanto tiempo. Aunque pienso, ¿sabes? y pienso mucho acerca de eso, quizá lo hicimos...pero por dentro.
Ya hablé mucho, y aún así, a pesar de escribir y escribir, quizá nunca tenga respuesta, porque, me remito al principio de mi carta, no sé si quieres saber de mi.
Ya no escribiré tanto y mejor te daré un mensaje que no sé si algún día recibas: suerte en tu vida, Salazar. A pesar de todo, te sigue deseando lo mejor...
Isalía.
Salazar.
Oh, ¡querido Salazar!, tiempo sin verte y sin saber de ti, ¿aún desearías tu saber de mi? No lo sé, y por eso no te he buscado... Salazar, realmente esa es una excusa tonta para no buscarte, debo confesarte la verdad: me dan miedo tus habilidades de persuadirme siempre, esa labia que manaba de tus labios, esa que hacía que cada vez que tronaras los dedos me tuvieras ahí, en el suelo, dispuesta a todo. Eras especialmente hábil para ello y yo...yo, simplemente no me daba cuenta.
Salazar, ¿te seguirá buscando Isabel? Creo que ella quedó demasiado involucrada contigo, pero al parecer ya la olvidaste. Aunque no puedo saberlo a ciencia cierta, sé bien que te cuesta olvidar el pasado.
Salazar, ¿acaso ya te olvidaste de mi? Sé que nunca fui muy fuerte, ni siquiera poderosa, no tenía mucho carácter, me derretía en tus manos...quizá por el hecho de que nunca te exigí algo, fue que nunca recibí lo que algún día creí merecer, ¿o acaso creía merecer mucho más de lo que realmente merecía? Tal vez. Tu debes comprenderme, nunca me ha faltado nada en mi vida y aún así, necesito de todo.
Quizás fue por eso, Salazar, que lo tuyo y lo mío estaba condenado al fracaso.
Ambos lo sabíamos, no sé si desde un inicio, prolongábamos lo inevitable y al hacerlo, nos heríamos. Y nos heríamos de muerte porque no podíamos herirnos de otra manera.
Ay, Salazar, desde un inicio supe que tu y yo no llegaríamos a un buen final, traté de ser la mejor mujer en tu vida. Te juro que lo intenté con todas mis fuerzas al inicio, debía de ser la novia perfecta, realmente quería ser la mujer que destacara del montón, no solo una chica de un rato, no sólo una novia más. Quería ser la mujer a la que nunca olvidaras, la mujer por la que te retorcieras si algún día dejabas de tenerla, por la que estuvieras dispuesto a luchar aunque todo estuviera perdido, por la que te hincaras y suplicaras perdón, por la que sufrieras eternamente si la perdías.
Eso buscaba, inconscientemente de cierta manera quería tu bienestar para enmendar un mal que había hecho en el pasado y que llevaba cargando al hombro como un gran bulto de piedras. Tu eras débil en el interior y yo sólo quería arreglarte, hacerte feliz porque siempre estabas triste, ser la luz que te guiara en la oscuridad que vivías y haciendo eso ser la mejor precisamente en hacerte feliz.
Creo que eso nunca lo logré, me siento fracasada, aunque trataba de dar mi esfuerzo máximo y más, tu nunca te llenabas, pocas veces sonreías y a diario te quejabas del mundo, yo nunca fui suficiente para ti, a pesar de querer complacerte yo nunca te llené, nunca fui la que tenía todo...y eso me fue demostrado incontables veces. Qué lástima de esfuerzo, Salazar, que lástima.
Y a pesar de eso y de todo, yo no era de nadie, Salazar, ni siquiera tuya completamente, yo era ajena, egoísta, yo era más de mí que de nadie. Quizá por no haberme entregado a ti como tu lo hiciste conmigo fue que esto murió.
Nunca entendí tu entrega, ni tu educación extraña...tu retorcido sistema de creencias que constantemente trasgredía al mío, iba hiriendo mi ser, lastimándome, traicionando mis creencias. Tu nunca pudiste ni podrás entender mi dolor Salazar, nunca. Pues nunca tendrás la educación que yo tuve, ni vivirás las mismas cosas que viví. Y quizá tampoco yo nunca pueda entenderte, pues te criaste de modo muy distinto al mío. Somos dos seres tan diferentes, Salazar, aún me resulta difícil saber cómo es que vivimos sin asesinarnos tanto tiempo. Aunque pienso, ¿sabes? y pienso mucho acerca de eso, quizá lo hicimos...pero por dentro.
Ya hablé mucho, y aún así, a pesar de escribir y escribir, quizá nunca tenga respuesta, porque, me remito al principio de mi carta, no sé si quieres saber de mi.
Ya no escribiré tanto y mejor te daré un mensaje que no sé si algún día recibas: suerte en tu vida, Salazar. A pesar de todo, te sigue deseando lo mejor...
Isalía.
lunes, 13 de enero de 2014
Ocho.
Ocho es mi número favorito desde niña, por un razón simple y especial que muy pocos conocen. Adoro el número ocho, acostado es un infinito y aunque ahora, el infinito esté "choteado" nunca lo estará para mí, pues significa algo inmenso.
Hoy cumplo ocho meses con esa personita que me hace sentir cosas que jamás en mi vida había sentido por alguien, alguien que me ha mostrado que los caballeros aún existen, que los cuentos acerca de hombres extraordinarios que darían todo por ti no son inventos, un hombrecito lleno de virtudes y sonrisas que a su vez me hace sonreir a mí...
Empiezo a recordar cómo empezo todo...el flechazo nos sorprendió a los dos jugando como niños, al pelearnos sucedió que nos vimos por primera vez. Y no es que yo no lo hubiera visto antes, sólo que ese día lo vi realmente, lo sentí cerca y algo dentro de mí se encendió. Me separé de él rápidamente para que no notara mi confusión, afortunadamente no fue así...ese día.
Con el correr de los días me acerqué más a él, compartimos experiencias y nos divertíamos juntos. Estaba segura de que me gustaba, y ahí mismo en donde sucedió el flechazo, un día de mayo sin saber cómo ni por qué lo besé...lo besé descaradamente bajo la influencia de mi conciencia sin contaminar, no tenía ni una gota de alcohol en mis venas, y aún así me arriesgué. Me correspondió el beso, pero éramos amigos, yo tenía muchas cosas en la cabeza y entonces me fui de ahí pensando en que había perdido no sólo su amistad, si no también su compañía.
El día siguiente me hizo ver que no había sido así y los días consecuentes me hicieron perderme en él...no tenía idea de qué éramos, pero estábamos juntos y eso me bastaba. Se veía que era difícil y eso me llamaba. En esos días solo necesitaba estar cerca de él (aún es así), necesitaba su contacto, ver sus ojos, tocar sus manos con las mías, abrazarlo, escuchar su voz...adoraba escuchar todo lo que me contaba, enterarme de su vida y contarle la mía, y odiaba que el tiempo se fuera tan rápido en nuestras charlas.
De pronto, un día me di cuenta que era cortante con ciertas personas que me hablaban pues sólo deseaba hablar con él, esperaba con ansias los días de escuela, llegaba temprano y me iba tarde estando con él...las tardes eran desesperantes por su ausencia, hasta que podía tener una conversación con ese hombrecito que ya para ese entonces me había robado el corazón. Y si las tardes eran una tortura...los fines de semana eran la muerte.
Cada vez necesitaba más de él, pero nunca hablábamos, no sabíamos dar razón del titulo que se le debía otorgar a nuestra compañía mutua. Los amigos se desesperaban por el chisme...se corrían rumores, apuestas. Ya saben, psicólogos...ja ja ja.
Nosotros seguíamos juntos, desayunábamos juntos, cantábamos juntos, tomábamos clases y nos abrazábamos.
Aún recuerdo mi estúpido impulso al salir de un examen muy dificil con una buena calificación, lo abracé muy fuerte y le dije por primera vez, loca de euforia: "¡te quiero!", al instante deseé que la tierra me tragara via pues con ese te quiero había delatado mucho de lo que sentía por él, pero al no ser rechazada, hasta la fecha no me han dado ganas de dejar de decirlo.
A veces me daba miedo muchas cosas, no sabía cómo era y a lo que estaba jugando al estar tan cerca de él. No podía reclamar nada si es que lo llegaba a hacer, yo no era nada suyo...oficial, y a pesar de él no ser nada mío, decidí que sería como si así lo fuese pues ya no deseaba estar con nadie más.
Llegaron las vacaciones y con ellas la tortura de no verlo a diario, lo necesitaba tanto cerca de mí que salíamos un día entero sin importarnos mucho la hora de llegada...y en una de esas salidas tuve que confesarle que yo estaba loca por él y que no estaba jugando a nada. Me sorprendió que él tampoco. Y fue así que un 27 de junio del año 2013, nuestros pequeños colegas psicólogos (y algunos no psicólogos) pudieron saciar su curiosidad y estar tranquilos al saber el mundo que habíamos decidido hacer público un amor que ya se sabía por todos lados, y aunque ese no fue el día de su inicio, fue un día hermoso.
Y así empezó todo...yo peleando con él hace poco más de ocho meses y hasta hace unas horas que nos besamos bajo la lluvia...
Hemos pasado juntos mil cosas en poco tiempo: ganar apuestas, desayunar en la cafetería, comprar sandwichitos baratos, perdernos platicando en el pasto, ir al cine, la cineteca, viajar sin movernos de lugar y moviéndonos de lugar, cocinar juntos, hacer quehacer :O O_O, comer quesadillas gigantes, visitar una institución escolar inconscientes, besarnos con bochitos rojos y golpearnos con los amarillos, molestar a señoras con bolitas de papel, mofarnos de gente por las tonteras que dicen en el pasto, decirnos cosas al mismo tiempo, cantar juntos, robar cosas, ir a museos, patinar en hielo (con grandes caídas no por mi parte jaja), ir a Madero, salir con amigos a lugares, ver series en mi casa, conocer parte de su familia, que mi papá le regale discos, que le trajeran los reyes cosas en mi casa, recibir flores y visitas inesperadas, empezar una lista, participar en una fiesta con poca gente, ir a natación, que me vea como bailo, estar en las islas, perdernos mirándonos... podría enumerar tantas y tantas miles de cosas que no acabaría en un día.
Y también hay razones para no enumerar algunas, pues si las dijera todas, todas las mujeres querrían robarlo pues es un hombrecito genial, como ningún otro, sé que algunas mujeres del mundo quizá me odien por estar a su lado y quizá en el transcurso del tiempo sean algunas más pues sé perfectamente a la persona que tengo a mi lado y a cual miro, sonrío, abrazo y beso a cada momento que puedo, se que es un hombre como de los que ya no hay y que yo tuve la suerte de que el destino lo pusiera en mi camino y me diera la oportunidad de conocer su interior.
Para ese hombrecito:
Hombrecito, sé que me estás leyendo y espero que lo estés haciendo con una sonrisa igual a la que yo tengo mientras lo escribo. Tú eres la persona que me mueve el mundo tan solo con una mirada, eres tú quien me roba el sueño y por el que ansío dormir para soñarlo, eres tú quien me hace soñar, quien cumple mis sueños, quien rompe mi medidor de sonrisas todos los días y quien destroza mis expectativas poniéndolas cada vez más altas. A veces siento que algún día me voy a volver loca (más) de tanta felicidad que me da el estar a tu lado.
Quiero caminar a tu lado todos los días, intentar sacarte siempre una sonrisa, hacer que te sientas feliz, darte lo mejor de mi...quiero despertarte con un mensaje en la mañana y cuando séamos grandes que ese mensaje se transforme en un beso de buenos días; quiero abrazarte hasta que se me caigan los brazos, besarte hasta que no tenga labios y mirarte hasta que no pueda ver más...
Quiero tener un futuro junto a ti pues nunca había estado más segura de algo, quiero que seas tú y sólo tu y me quiero aferrar a esa idea como un koala se aferra a su árbol, quiero cumplir toda nuestra lista y hacer cien cosas más y mil y al final terminar llenando pliegos y pliegos. Quiero tener fotos locas en la sala, contar nuestra historia a quien lo pida hasta que ya no pueda hablar...
Quiero tantas cosas, pero lo que más quiero es estar a tu lado...en el presente y el futuro.
Gracias por llegar a mi vida y llenarme de tanto amor, por brindarme tantas sonrisas, cariño, paciencia, comprensión y más paciencia porque esa vale por mil. Se que podemos enfrentar mil obstáculos porque tenemos la fuerza y las ganas para hacerlo, tu me haces ver porque antes no funcionaron las cosas y eso es porque te tenía que encontrar a ti algún día...estábamos destinados.
Es sorprendente el haber estado a tu lado tanto tiempo sin saber que un día, algún día en el futuro llegara a amarte con tanta locura como lo hago hoy.
Te amo mi pequeño, vamos a echarle ganas a esto. Gracias por estos ocho meses juntos.
Hoy, son ocho meses y con el paso del tiempo espero que ese ocho se incline y de paso al hermoso infinito…juntos.
Atentamente: Tu koala.
Hoy cumplo ocho meses con esa personita que me hace sentir cosas que jamás en mi vida había sentido por alguien, alguien que me ha mostrado que los caballeros aún existen, que los cuentos acerca de hombres extraordinarios que darían todo por ti no son inventos, un hombrecito lleno de virtudes y sonrisas que a su vez me hace sonreir a mí...
Empiezo a recordar cómo empezo todo...el flechazo nos sorprendió a los dos jugando como niños, al pelearnos sucedió que nos vimos por primera vez. Y no es que yo no lo hubiera visto antes, sólo que ese día lo vi realmente, lo sentí cerca y algo dentro de mí se encendió. Me separé de él rápidamente para que no notara mi confusión, afortunadamente no fue así...ese día.
Con el correr de los días me acerqué más a él, compartimos experiencias y nos divertíamos juntos. Estaba segura de que me gustaba, y ahí mismo en donde sucedió el flechazo, un día de mayo sin saber cómo ni por qué lo besé...lo besé descaradamente bajo la influencia de mi conciencia sin contaminar, no tenía ni una gota de alcohol en mis venas, y aún así me arriesgué. Me correspondió el beso, pero éramos amigos, yo tenía muchas cosas en la cabeza y entonces me fui de ahí pensando en que había perdido no sólo su amistad, si no también su compañía.
El día siguiente me hizo ver que no había sido así y los días consecuentes me hicieron perderme en él...no tenía idea de qué éramos, pero estábamos juntos y eso me bastaba. Se veía que era difícil y eso me llamaba. En esos días solo necesitaba estar cerca de él (aún es así), necesitaba su contacto, ver sus ojos, tocar sus manos con las mías, abrazarlo, escuchar su voz...adoraba escuchar todo lo que me contaba, enterarme de su vida y contarle la mía, y odiaba que el tiempo se fuera tan rápido en nuestras charlas.
De pronto, un día me di cuenta que era cortante con ciertas personas que me hablaban pues sólo deseaba hablar con él, esperaba con ansias los días de escuela, llegaba temprano y me iba tarde estando con él...las tardes eran desesperantes por su ausencia, hasta que podía tener una conversación con ese hombrecito que ya para ese entonces me había robado el corazón. Y si las tardes eran una tortura...los fines de semana eran la muerte.
Cada vez necesitaba más de él, pero nunca hablábamos, no sabíamos dar razón del titulo que se le debía otorgar a nuestra compañía mutua. Los amigos se desesperaban por el chisme...se corrían rumores, apuestas. Ya saben, psicólogos...ja ja ja.
Nosotros seguíamos juntos, desayunábamos juntos, cantábamos juntos, tomábamos clases y nos abrazábamos.
Aún recuerdo mi estúpido impulso al salir de un examen muy dificil con una buena calificación, lo abracé muy fuerte y le dije por primera vez, loca de euforia: "¡te quiero!", al instante deseé que la tierra me tragara via pues con ese te quiero había delatado mucho de lo que sentía por él, pero al no ser rechazada, hasta la fecha no me han dado ganas de dejar de decirlo.
A veces me daba miedo muchas cosas, no sabía cómo era y a lo que estaba jugando al estar tan cerca de él. No podía reclamar nada si es que lo llegaba a hacer, yo no era nada suyo...oficial, y a pesar de él no ser nada mío, decidí que sería como si así lo fuese pues ya no deseaba estar con nadie más.
Llegaron las vacaciones y con ellas la tortura de no verlo a diario, lo necesitaba tanto cerca de mí que salíamos un día entero sin importarnos mucho la hora de llegada...y en una de esas salidas tuve que confesarle que yo estaba loca por él y que no estaba jugando a nada. Me sorprendió que él tampoco. Y fue así que un 27 de junio del año 2013, nuestros pequeños colegas psicólogos (y algunos no psicólogos) pudieron saciar su curiosidad y estar tranquilos al saber el mundo que habíamos decidido hacer público un amor que ya se sabía por todos lados, y aunque ese no fue el día de su inicio, fue un día hermoso.
Y así empezó todo...yo peleando con él hace poco más de ocho meses y hasta hace unas horas que nos besamos bajo la lluvia...
Hemos pasado juntos mil cosas en poco tiempo: ganar apuestas, desayunar en la cafetería, comprar sandwichitos baratos, perdernos platicando en el pasto, ir al cine, la cineteca, viajar sin movernos de lugar y moviéndonos de lugar, cocinar juntos, hacer quehacer :O O_O, comer quesadillas gigantes, visitar una institución escolar inconscientes, besarnos con bochitos rojos y golpearnos con los amarillos, molestar a señoras con bolitas de papel, mofarnos de gente por las tonteras que dicen en el pasto, decirnos cosas al mismo tiempo, cantar juntos, robar cosas, ir a museos, patinar en hielo (con grandes caídas no por mi parte jaja), ir a Madero, salir con amigos a lugares, ver series en mi casa, conocer parte de su familia, que mi papá le regale discos, que le trajeran los reyes cosas en mi casa, recibir flores y visitas inesperadas, empezar una lista, participar en una fiesta con poca gente, ir a natación, que me vea como bailo, estar en las islas, perdernos mirándonos... podría enumerar tantas y tantas miles de cosas que no acabaría en un día.
Y también hay razones para no enumerar algunas, pues si las dijera todas, todas las mujeres querrían robarlo pues es un hombrecito genial, como ningún otro, sé que algunas mujeres del mundo quizá me odien por estar a su lado y quizá en el transcurso del tiempo sean algunas más pues sé perfectamente a la persona que tengo a mi lado y a cual miro, sonrío, abrazo y beso a cada momento que puedo, se que es un hombre como de los que ya no hay y que yo tuve la suerte de que el destino lo pusiera en mi camino y me diera la oportunidad de conocer su interior.
Para ese hombrecito:
Hombrecito, sé que me estás leyendo y espero que lo estés haciendo con una sonrisa igual a la que yo tengo mientras lo escribo. Tú eres la persona que me mueve el mundo tan solo con una mirada, eres tú quien me roba el sueño y por el que ansío dormir para soñarlo, eres tú quien me hace soñar, quien cumple mis sueños, quien rompe mi medidor de sonrisas todos los días y quien destroza mis expectativas poniéndolas cada vez más altas. A veces siento que algún día me voy a volver loca (más) de tanta felicidad que me da el estar a tu lado.
Quiero caminar a tu lado todos los días, intentar sacarte siempre una sonrisa, hacer que te sientas feliz, darte lo mejor de mi...quiero despertarte con un mensaje en la mañana y cuando séamos grandes que ese mensaje se transforme en un beso de buenos días; quiero abrazarte hasta que se me caigan los brazos, besarte hasta que no tenga labios y mirarte hasta que no pueda ver más...
Quiero tener un futuro junto a ti pues nunca había estado más segura de algo, quiero que seas tú y sólo tu y me quiero aferrar a esa idea como un koala se aferra a su árbol, quiero cumplir toda nuestra lista y hacer cien cosas más y mil y al final terminar llenando pliegos y pliegos. Quiero tener fotos locas en la sala, contar nuestra historia a quien lo pida hasta que ya no pueda hablar...
Quiero tantas cosas, pero lo que más quiero es estar a tu lado...en el presente y el futuro.
Gracias por llegar a mi vida y llenarme de tanto amor, por brindarme tantas sonrisas, cariño, paciencia, comprensión y más paciencia porque esa vale por mil. Se que podemos enfrentar mil obstáculos porque tenemos la fuerza y las ganas para hacerlo, tu me haces ver porque antes no funcionaron las cosas y eso es porque te tenía que encontrar a ti algún día...estábamos destinados.
Es sorprendente el haber estado a tu lado tanto tiempo sin saber que un día, algún día en el futuro llegara a amarte con tanta locura como lo hago hoy.
Te amo mi pequeño, vamos a echarle ganas a esto. Gracias por estos ocho meses juntos.
Hoy, son ocho meses y con el paso del tiempo espero que ese ocho se incline y de paso al hermoso infinito…juntos.
Atentamente: Tu koala.
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