
Una estrella cayó del cielo, tú me preguntaste su significado.
-No lo sé, ni lo sabré, las estrellas no tienen significado, simplemente caen y ya-dije tranquilamente.
Quedaste insatisfecho, lo pude notar en tu manera de revolverte incómodo, sin lograr una posición que te agradara. Seguramente me aguardaba una pregunta más. Sin demorar llegó.
-¿Crees que los deseos se cumplen?- me miraste soñador.
-Con desearlos no basta, algo se tiene que hacer-. Seguiste inconforme.
-¿Y si es algo imposible?- tu voz tembló.
- Lo imposible, imposible será-.
Tu expresión cambió gravemente, empezaste a mirar sin mirar, ya no mirabas las estrellas, ahora veías la profundidad. Ahora me tocaba a mí preguntar.
-¿Tienes un deseo imposible? ¿O se puede lograr?- susurrando lo dije, no quería sacarte bruscamente de tu cavilación.
-¿Cómo saber si algo es imposible si no se ha podido tocar?-.
-¿Crees en algo intangible?-. Te ibas a otros extremos.
-Lleno de eso esta el mundo, muchos creen sin ver-.
Quede muda, me sorprendiste.
-Los sentimientos son algo intangible, no se pueden tocar, pero todos creen en ellos. ¿Es acaso algo racional?- preguntaste ahora, me mirabas a los ojos, como si en ellos se encontrara la respuesta. La busqueda de algo irracional con otro método inusual.
-Cuando se habla de sentimientos, se siente con el corazón, la razón sobra-.
Senti tu mirada extrañada, desconcertado en verdad estabas.
-¿Existe el amor?-. (La pregunta que zanjaba la discusión)
Tomé tu mano, estaba fría.
-Tal vez sí, tal vez no-.
 
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