domingo, 19 de febrero de 2017

Me fallaste por siempre.

¡Oh, cuánto debiste haberte reído de mí! Todo este tiempo, burlándote, disfrutando de engañarme, prometiéndome la luna, las mismísimas estrellas, diciéndome que en verdad me querías.

Rompiste tu más grande promesa, me la restregaste en la cara. ¿Cuidarme?, ¿Ayudarme en mis problemas sin importar que tan grandes fueran?, que risa, ahora me da gracia el pensar que pude creerte semejante compromiso conmigo...me hiere el saber que pensé algún día que era cierto, ¿Cómo pude creer en tus palabras después de todo el daño? Tonta, niña tonta. Bien merecido me lo tenía por creer en ti de nuevo...por creer en ti mil veces.

A cada tropiezo estuve detrás tuyo, cada noche llorando escuchándote...yo siempre era feliz. Pero llegó el día que siempre llega yo caí y lloraba en el suelo, fui en busca de tu promesa y hallé desprecio...

La rompiste, ¡oh, y de qué manera! mayor burla no pude haber recibido, pero bien merecido lo tiene la niña, ¡ella se lo buscó! la bondad y la nobleza frente a ti son cosas vacías y sin sentido.

¡Oh, cuánto debiste haberte reído de mí!