martes, 28 de octubre de 2014

La rival

Estaba nerviosa. La iba a conocer, yo sabía que la iba a conocer, ¿cómo sería?, ¿sería más delgada que yo?, ¿más alta?, ¿más guapa?, ¿de piel morena o más blanca que yo?, ¿cómo sería su cabello?, ¿cómo sería su cuerpo?, ¿cómo me trataría?, ¿sería indiferente, amable o grosera? Yo no lo sabía pero me moría de ganas por saber.

Ese día me quería poner guapa, quería impresionarla...o realmente no sé que quería, no importa, terminé yendo horrible, me puse una blusa que no me favorecía mucho, un pantalón normal y traía un corte que me hacía ver nada sexy a mi parecer. Más que una rival digna parecía una chiquilla tonta. O eso pensaba yo.

Platicaba con él en el transcurso del viaje, cada vez haciendo más bromas acerca de que el llevarme a mi ahí era incorrecto, por un momento me arrepentí de haberle insinuado que me gustaría acompañarlo...tonta yo, muy tonta yo...¡Nunca debiste abrir la boca!- gritaba mi inconsciente molesto...tal vez más que molesto tenía miedo, tenía miedo que fuera superior a mí.

Él...¿aún sentía él algo por ella?, me había dicho que no, pero yo hacía un tiempo no creía en lo que decían los hombres...habían personas que mentían mucho.

Al parecer el encuentro sería breve...pensé tantas cosas que se me quemaba el cerebro mientras hablaba con él, esperaba que no se diera cuenta de ello y al parecer así fue, pude disimular como una profesional...o casi.

Bajamos del transporte, ella estaba ahí. No la vi de primera instancia, pero supe que él sí pues caminó hacia ella y me quedé atrás...por un momento pensé que quizá me estaba ignorando hasta que caí en la cuenta que ella era la que caminada rápido, muy rápido y él iba detrás de ella. Me di cuenta que no me ignoraba pues cuando mis pasos cortos alcanzaron su ritmo unos segundos después me presentó con ella como una amiga. Yo era su amiga, no objeté en eso, en verdad, así era, era su amiga y no más...¿yo quería algo con él?, ni yo misma sabía, lo único que buscaba en ese momento era su compañía pues me brindaba una extraña paz y calor que jamás había sentido. En ese momento ya estaba enamorada, solo que yo no me había enterado (o me negaba a sentirlo).

No la quise escrutar mucho con la mirada, no quería que se diera cuenta de mi gran interés por ella, la miré poco pero me bastó para tener un diagnóstico básico. Ahora me arrepiento a veces de no haberla visto mejor, ya ni siquiera recuerdo bien su cara, sólo se me quedaron grabados sus ojos alegres y parte de su cuerpo y su ropa, iba vestida con una camisa a cuadros...creo, esos recuerdos de ella no son muy claros. A veces no me arrepiento de haberla visto tan poco, tal vez me juzgaría más duramente a mi misma. A todas las mujeres nos cuesta dejar de hacer comparaciones estúpidas entre nosotras, deben saberlo.

Realmente fue poco tiempo el que la vi, estaba apurada pero jamás fue grosera conmigo, también me pregunté cosas acerca de su conducta. Quizás se parece a mi, yo también habría tratado a alguien como yo (lo que yo representaba para ella) como ella me trató, siendo amable, finalmente creo que así actuamos las personas buenas...creo, sonriendo ante algo que nos molesta i nos llena de celos con la mejor cara posible. O tal vez nunca fingió, no lo sé, me quedaré con esa duda por siempre, pero no es algo que me quite el sueño.

A veces me pregunto si fue bueno o malo conocerla pero las cosas no son buenas o malas por sí solas...son experiencias y ocurren porque los factores se dieron, así que ese día fue así...el viento me llevó a conocerla y ahora sé cómo es, no me quedaré con la duda por siempre.

Ese día terminó bien. Dejé de pensar en ella, él me hizo olvidar todo a besos, así, como desde tiempos inmemoriales los amores hacen olvidar el mundo...